martes, 25 de septiembre de 2007

Gracias al Rumpy: "Dungeons and Dragons"


Tanto tiempo ha pasado... Demasiado a mi parecer. Habíamos dejado un poco de lado los problemas, pero hemos vuelto, con una de las mejores historias publicadas en este blog. Y todos sabemos que después de mucho tiempo sin actividad, se acumulan ganas... y el Kino también. Cuando eso pasa, ocurren cosas como éstas... Atentos al problema de "Aterrado".


Hasta antes de que ocurriera, creía que el “mamón del dragón” era simplemente un mito. Sin embargo, llegó el día, ni anhelado ni mínimamente esperado. Llegó en vísperas del 18, cuando una mujer mayor me invitó a revolcarme en los campos cercanos a Rancagua. Me había advertido que llevaba más de un año sin sentarse arriba del “muñeco”, sin embargo, jamás pensé que fuese tan radical su necesidad de estrujarlo.
Apenas terminó el asado de mediodía, nos recostamos en el living a escuchar música chilena, y lentamente se fue acercando hasta que nos besamos. Nada del otro mundo, como besar a cualquier otra. Lo que sí me pareció sobresaliente fue la magnífica forma cómo me agarró el paquete. Lo manoseaba como si fuera un ídolo, hasta que comencé a creer en que no había pisado hacía más de 12 meses.
Cuando se inició el sexo, todo fue medianamente violento, quería hacerlas todas al mismo tiempo y –como es sabido- los hombres tenemos sólo un pene que debe reposar antes de volver a entrar en acción ( esto, sin considerar a los mentores de las “tres sin saque”).
Cuando ya habíamos tirado un par de veces, bajó por mi cuerpo, relamiendo como una gata en celo mi pecho, hasta llegar al centro de todo. Se la metió en la boca como una experta y empezó a darle sacudidas profesionales, no la soltaba, era realmente una mezcla de placer y terror. Pensé que me la iba a cortar, sin embargo, debo rescatar que la sabía chupar, se manejaba la mina. Lo extrañamente grandioso vino después. Cuando iba a acabar, se fue por tierra el mito del dragón. Sin contemplaciones, dejó que me fuera en su boca y, no satisfecha con eso, comenzó a regurgitar anómalamente hasta permitir que mis líquidos salieran por sus fosas nasales. Jamás había visto nada igual, no era un mito, era verdad. Ni siquiera hablamos de ello después del sexo. Quedé helado. Aunque fue placentero, me pareció patológico, extraño, venido de otro mundo. ¿Qué hago, amigos de cuentaproblema, la busco nuevamente? Me da terror hacerme adicto a estas dragonescas prácticas...

Aterrado.

3 comentarios:

Mr. Problem dijo...

"El Dragón" era una práctica muy común en aquellos años en que aún no se fumaba (S.XII A.C.), y muchas mujeres creían que la conexión interna entre los conductos respiratorios y digestivos tenía esa única y especial razón de ser... De hecho, de allí proviene esa analogía que se hace entre el semen y el moco, llegando a un consenso lingûìstico que hoy llamamos "moquillo".
Hoy en día nos asombramos e incluso algunos hacen muecas, simplemente por ignorancia. Hay quienes inclusive creen que un dragón puede provocar sinusitis... Nada que ver.
La verdad, amigo "Aterrado" es que usted debiera cambiar su seudónimo por el de "Aperrado", y dejar fluir esta linda relación que usted acaba de comenzar... Su historia me recuerda lo importante que es el amor y cómo los tiernos detalles como un "dragoncito" pueden aportar a nutrir ese sentimiento que ya nace con vigor... Nada como el romanticismo más puro y libre.
En resumen, amigo "Aterrado", quien no haya experimentado un "dragón", a mi entender es casi virgen o casto. Lo verdaderamente sorprendente habría sido que su amiga regurgitara por las orejitas, o algún otro orificio.
Mi consejo es que continúe experimentando... Total, a los treinta y tantos uno recién está conociendo su cuerpo.

Mr. Problem dijo...

Ah... se me olvidaba: Intente repetir la experiencia con una música de fondo apropiada, del tipo Douglas o Ricardo Montaner. Sentirá que el corazón le explotará de romanticismo.

Anónimo dijo...

Eso no es nada comparado con "El volcán"... Esa si que es una muestra de amor profundo y verdadero...